El significado del término carnaval procede del italiano carnevale, a su vez del sintagma carne levare = retirar la carne. Es decir, evitarla; traducción del latín carnes tollendas, sintagma que todavía vive en el catalán carnestoltes.
De la voz italiana surgió la castellana “carnava”. En castellano antiguo se hablaba del antruejo: del latín introitum= entrada, porque el carnaval da inicio a la Cuaresma.
El término carnaval se impuso en el Renacimiento por el prestigio que cobró el carnaval italiano. Es un concepto íntimamente ligado al de Cuaresma, a su vez procedente del latín cuadragésima, en alusión a los cuarenta días que transcurren desde su inicio hasta Pascua de Resurrección.
Durante ese tiempo la Iglesia obligaba al ayuno en memoria de los cuarenta días que Jesús ayunó en el desierto.

El Carnaval precede a la Cuaresma, y en previsión de los cuarenta días de ayuno que se avecinan se acentúa durante tres jornadas todo lo que la Cuaresma prohíbe: buena mesa y diversión, mucha diversión.
Durante la historia, todos los pueblos tuvieron unas fechas para el desmadre similares al carnaval:
- Los egipcios celebraban hace cuatro mil años las fiestas del buey Apis en Menfis. Aquellos días la multitud de fieles tenía la vista puesta en el disco de oro que el buey sagrado portaba entre sus cuernos y cuando los últimos rayos del sol de la tarde se reflejaban en él daba comienzo una fiesta ruidosa, con música, y el griterío se apoderaba de la ciudad y todo estaba permitido.
- Los hebreos celebran el Purim, conmemoración de la caída del rey persa Asuero, llamado Amán según relata el Libro de Ester, quinientos años a.C.
- Los griegos celebraban en honor a Dioniso unas fiestas presididas por la tolerancia: desaparecían las clases sociales y todos los hombres eran iguales esos días.
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